¿Es momento de abandonar los Cetes?
En México, el inversionista tiene un perfil muy tradicional, lo que se debe a factores como la escasa cultura financiera, políticas económicas equivocadas, poca innovación de productos financieros y las difíciles condiciones financieras en el núcleo familiar del grueso de la población.
Así, cuando se tiene algún dinero, lo más común es optar por lo más sencillo: ir al banco y contratar un pagaré bancario, que es el instrumento favorito del grueso de los mexicanos. Si bien este instrumento cumple con su función de ofrecer seguridad, rendimiento positivo y liquidez en plazos cortos, no ofrece un crecimiento de capital por encima de la inflación en el largo plazo.
Estos instrumentos pertenecientes al mercado de deuda de corto plazo, incluidos Cetes y algunos fondos de inversión, tenían el beneficio de ofrecer una tasa muy por encima de la inflación en el periodo comprendido entre 2017 y 2019. Sin embargo, como todo en la vida, los números tienden a converger a su media, y la media de estos instrumentos es ofrecer una tasa de rendimiento similar a la inflación.
En los mercados globales se observa que varios países desarrollados están otorgando una tasa de interés negativa, lo que en otras palabras significa un decremento del precio del dinero cuando se descuenta la inflación. Por ejemplo, si se comprara un bono de deuda en 101 pesos, al final del plazo se recibirían 100.
Aunque este no es el caso de México, observamos que el Cete —que últimamente era uno de los instrumentos con mayor rendimiento en el mundo en comparación con los bonos gubernamentales de otros países— ha empezado una tendencia bajista que lo ha llevado a caer desde el 8 hasta el 5 por ciento en sus últimas subastas; por si fuera poco, existe todavía espacio para seguir bajando, según los últimas notas de los miembros de consejo.
La inflación luce contenida aun y con el alza reciente del dólar; sin embargo, tener un ahorro en un pagaré, Cete o su similar en algún fondo de inversión dará como resultado apenas un 4% anual al restar el ISR.
De aquí que se tenga un par de opciones: permanecer donde mismo o actuar. Esta última opción implica salirse de la zona segura en busca de planear los objetivos financieros para entonces crear un portafolio diversificado: algo similar a la historia del libro ¿Quién se ha llevado mi queso?.
La nueva realidad implica tasas bajas por los siguientes meses donde se prevén Cetes, pagarés o fondos de deuda de corto plazo a niveles por debajo del 8%, algo que contrasta con lo que teníamos hace unos meses.
Las opciones están disponibles: conocimiento de productos y estrategias vía internet, productos variados desarrollados por diversos jugadores, montos iniciales accesibles, tecnología para empezar una cuenta desde un celular, comisiones a la baja. Solo falta un ingrediente: que quieras dar un paso hacia adelante.
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